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CAMBIO de CONCIENCIA para la SALUD

La dos últimas décadas han estado marcadas por cambios mundiales a todos los niveles, desde los tecnológicos, científicos, políticos, el crecimiento demográfico se ha disparado y los más reciente es el azote que acusamos con la crisis del covid-19.

Todo cambia, pero parece que el ser humano es el único que se resiste al cambio.

Todo lo que está sucediendo tiene que generar inexorablemente un cambio de conciencia, una nueva actitud humana, incluso en cuanto a cuestionarnos los mandatos implícitos acerca de lo que debemos hacer con la actividad laboral, el ocio, los hábitos a todos los niveles, incluso lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo, nuestra comida, la vida sexual, etc.

Estamos tan dormidos, anestesiados, apabullados, tan “sometidos” a lo predispuesto para nosotros, que pareciese que no podemos ni siquiera experimentar la libertad interior de sentirnos arquitectos de nuestro destino.

Desde luego el reto actual es alto, pero por algún sitio hay que empezar. El punto de partida siempre somos nosotros. La salud y el bienestar psicológico no se pueden alcanzar si padecemos intoxicación por dentro y por fuera. Esto nos tiene tan emponzoñados que hemos perdido hasta la capacidad de emocionarnos por los hechos cotidianos más triviales, pero más hermosos, como contemplar un amanecer, sentarse con tranquilidad a comer o dedicar tiempo de calidad a nuestras familias y amigos.

La vida siempre brota por doquier y espera de nosotros que asumamos nuestra verdadera esencia. Es nuestra tarea y nuestra responsabilidad desplegar al héroe que llevamos dentro. Él será el que tome las riendas para liberar nuestra existencia, para dejar de correr sin sentido en esa Escalera imposible de Penrose, para dejar de sufrir por estrés, para dejar de ansiar o poseer. Ese héroe es el noble interior que no ha olvidado el sueño de una humanidad renovada.

Tomar la firme decisión de cambio, no es un camino de color de rosa, pero el camino que llevamos tampoco lo es, por lo tanto, no es opción seguir sumidos donde estamos. Hacernos cargo de nuestra vida es asumir el trabajo de horadar nuestro propio sustrato interior y ofrecerlo al mundo como algo mejorado, para mejorar con ello a los que nos rodean. A esto no estamos acostumbrados, y pareciera que el mundo entero se opusiese a este sano mandato de la naturaleza.

Para iniciar esta tarea, el ser humano tiene que observar lo que dice, lo que piensa, lo que siente, lo que come y lo que desea. La mejora es aplicable en todos los estratos de nuestra conciencia y desde la parte corporal a través de su higienismo y su alimentación, se abrirán accesos a una limpieza y equilibrio psicológico.

La necesidad de adquirir nuevas costumbres más saludables y equilibradas que las anteriores es de capital importancia. El desarrollo físico y espiritual es otro compromiso ineludible para relacionarnos de otra forma con nuestros seres queridos y semejantes.

Resignificar las tareas cotidianas, incluso replantear si hay necesidad de cambiar de ámbito laboral, de implementar el contacto con la naturaleza o iniciar algún tratamiento de salud holística.

La decisión de modificar nuestra vida implica responsabilidad que no obligación. Nuestro cambio será realizado desde la habilidad de ser respuesta hacia la vida frente a esta situación que nos demanda.

En nuestras manos se forja nuestro destino, y por ello debemos hacernos cargo del mismo.

Este momento vital nos necesita renovados y mejores.

SE TÚ EL CAMBIO

Cris Parga

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