CHOCOLATE 100% energía de arranque.
El chocolate levanta pasiones, pero también críticas y prejuicios.
Quizá su examen a priori ha sido frívolo, pero un análisis más exhaustivo nos revela las bonanzas de este “súper alimento” que lejos de ser un capricho, proporciona al que lo consume una lista nada deleznable.
Procedamos a enumerarla:
De entrada tenemos que decir de él que es altamente antioxidante por su rico contenido en polifenoles compuestos, retrasando así el envejecimiento celular.
Reduce el colesterol al tener un porcentaje de ácido oleico.
Es rico en hierro, superando a las leguminosas.
Importante fuente de magnesio, potasio, manganeso y zinc, lo que hace que ayude al fortalecimiento muscular y a la recuperación posterior del deporte y esfuerzo físico.
Amigo del corazón, reduce accidentes cardiovasculares y baja la presión arterial gracias a sus vitamina E y del grupo B.
Eleva el estado de ánimo por su presencia de anandamina, teobromina, feniletilamina, sustancias que disminuyen la posibilidad de depresión, bajando los niveles de angustia y estrés, y capaces de promover la producción de serotonina como ansiolítico natural.
Hay que corregir también la falsa creencia de que produce caries, acné o dolor de cabeza. El buen chocolate o mejor llamado cacao, tiene una pureza que está desprovista de azúcares, y en una proporción de entre 30 a 60 gramos diarios (lo que viene a ser una onza) le convierte en un tentempié ideal de media mañana que ayuda a mantener los niveles de activación, haciéndolo ideal en aquellos trabajos de sobrecarga cognitiva que requieren mucha concentración mental.
Si estás controlando tú peso y no haces ejercicio físico, se prudente en su consumo, y resérvalo para el fin de semana y en su dosis terapéutica.
Si te inicias en esta práctica, mantente en el reto de comer sólo un cuadradito o masticar unos granos puros.
Cris Parga